martes, 22 de diciembre de 2015

22 diciembre 2015

Quedan 2 días para navidad. Estoy Calmada, no siento resentimiento ni rechazo a la fecha a pesar de la desgraciada vida qe me toco, quizás porqe era el único periodo de tiempo qe me sentí con calma durante el infortunio. Pero debo decir qe tampoco siento entusiasmo ni atracción.
Las mejores navidades que recuerdo fueron durante mi estadía en la casa de mi abuela paterna. La pasaba bien por varias razones; se reunía toda la familia,  eran muchos lo cual significaba mucha diversión, muchos regalos, mucho caos. También era la única niña en la familia por lo tanto también era la regalona. Era una familia grande,  numerosa, nunca te aburrias, habían panoramas por doquier, lamentablemente eso se perdió. Mis padres querían privacidad y la comodidad de vivir solos y yo como una niña qe solo qeria estar con mis amigos me costó entenderlo. Pero si me di cuenta qe se alejaron más de lo que  esperaba, al punto de estar completamente sola. Mis primos ya no me hablaban, no me invitaban a sus fiestas de cumpleaños, ya no contaban conmigo para las vacaciones ni excursiones. Y así fue por los años, se olvidaron completamente de mi,  y con la denuncia ya no fue solo eso. Me despreciaron, me suprimieron de sus vidas. Pienso que así lo quiso mi padre. Que estuviera sola, que no pudiese contar con nadie, no tener a quien acudir, quebró mi capacidad de comunicación con otras personas, me retuvo en una prisión psicológica,  me encerró en un cuarto del qe me ha tomado años salir, una habitación en lo más profundo de mi mente, después de un largo laberinto de arbustos más grandes que pueden existir, seguido de una gran muralla de 20 metros,  imposible de escapar,  una habitación donde sólo el tenía las llaves, podía entrar y salir cuando quisiese. Jamás la uso para el bien.

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